Como empresario sabemos que uno de los principales y más importantes egresos es ese llamado nómina; a veces nos es tan amargo el pago de la nómina, casi como el de los impuestos y es que vienen juntos, cada día la nómina viene aderezada de mayores costos impositivos, es decir, las obligaciones patronales agregadas al sueldo líquido que les queda a los colaboradores, es cada día mayor y cuando todo esto lo pones en un marco de recesión económica, se va haciendo más y más difícil de procesar; la principal frase que viene a nuestra mente es: «no hay dinero que alcance», «trabajo y arriesgo mi capital por los empleados», los empleados no tienen de qué preocuparse» y es que es real, las empresas estamos trabajando con menores márgenes de utilidad, sin embargo, vemos empresas que despegan, que aún en tiempos muy complejos generan riqueza y cada día parecen ganar más y mejor y, uno de los aspectos que diferencian a esos empresarios es que ellos se han dedicado a hacer tres cosas específicas:
1. Conseguir talento.
2. Desarrollar talento.
3. Retener talento.
Y de pronto, nos damos cuenta que nuestro temor de pagar mejores salarios es directamente proporcional a nuestra certeza de ser capaces de impulsar el talento en favor del crecimiento de la organización.
¿Qué opinas?